Definición de Adolescente
Licenciada en Psicología
1. Persona que está entre la niñez y la edad adulta. Período marcado por la maduración biológica y psicosocial correspondiente aproximadamente al grupo de edad de 10 a 19 años.
2. Forma de clasificar actitudes rebeldes, inmaduras o impropias de una persona adulta. Ejemplo: Vive como un adolescente.
Etimología: Por las formas del latín adolēscēns, adolēscentis, configurado por el prefijo ad-, en cuanto ‘avanzar’, adelante, con raíz en el indoeuropeo *ad-, por ‘hacia’, ‘para’, ‘a’, con raíz en el indoeuropeo *ad-, con el mismo sentido, acompañado por alēscere, que se interpreta por ‘crecer’, respecto del verbo alere, que remite a la acción de ‘nutrir’, ‘cultivar’, entendiéndose en un contexto de crecimiento, y el sufijo -ēscere, en función de verbos incoativos asociados a procesos.
Cat. gramatical: Adjetivo.
En sílabas: a-do-les-cen-te.
Adolescente
En vez de hablar de la “adolescencia” sería más pertinente hablar de “las adolescencias”, en plural, ya que hay tantas formas de atravesar tal ciclo vital como personas adolescentes hay. Los y las adolescentes son sujetos de una época y sus biografías se entrelazan en un contexto socio histórico, económico y político, en donde cada cultura habilita y promueve determinadas formas de ser, modos de comportarse, instituye significaciones e imaginarios sociales, al mismo tiempo que sanciona y prohíbe otros.
Por ejemplo, hay adolescencias que en función de las condiciones materiales en las que viven pueden acceder a variadas ofertas culturales o a socializar mediante dispositivos virtuales; hay adolescencias atravesadas por consumos problemáticos; y hay algunas con familias que contienen y otras con familias que no. De modo que el plural nos advierte sobre la heterogeneidad de las experiencias vividas, de la diversidad de trayectorias vitales no sólo en diferentes coordenadas de tiempo y espacio, sino también al interior de una misma geografía. En este sentido podríamos preguntarnos qué significa ser adolescente hoy en día, es decir, qué subjetividad se instituye en nuestra cultura, cuáles son los desafíos que se les presentan hoy a los adolescentes y las problemáticas que los atraviesan como sujetos de época.
Comúnmente se asocia al adolescente con la idea de cambio, crecimiento y movimiento; y a la adolescencia como un período del desarrollo que involucra la transición entre la niñez y la adultez. Pero, desde la psicología del desarrollo no nos basta con situar a los y las adolescentes desde una visión puramente cronológica como sujetos que cuentan con determinada edad ni desde un mecanismo exclusivamente biológico que marca el inicio de la pubertad, sino que, como dice Ricardo Rodulfo, Doctor en Psicologìa, al adolescente se le va a exigir algo más: se le va a exigir que esté cumpliendo una serie de trabajos psíquicos, razón por la cual no basta con tener cierta edad para que ocurra, sino que el adolescente tiene que lograr determinadas adquisiciones simbólicas. Esta perspectiva nos sitúa en la idea de concebir a los y las adolescentes como sujetos activos y dinámicos.
Los trabajos psíquicos del adolescente
Los trabajos psíquicos que debe realizar el adolescente implican necesariamente tiempos más bien lógicos que cronológicos y en su desarrollo es muy probable que aparezcan conflictos que se manifestarán conductual, psíquica y emocionalmente según cada individuo. Estos trabajos son operaciones simbólicas esperables que sucedan en el pasaje de la niñez a la adultez, por lo que presentan un desafío para todo aquel que atraviesa este ciclo vital. Veamos algunos:
– Los cambios producidos en el cuerpo le exigen al psiquismo una subjetivación de las transformaciones acontecidas. Este proceso a veces puede presentar conflictos ya que, por un lado, implica un duelo por el cuerpo de la infancia y por otro, la identificación y reapropiación de un cuerpo que incluso hasta puede parecer extraño y ajeno. El conflicto aquí se traduce en una dificultad del sujeto para sentirse cómodo con su propio cuerpo. Dificultad que incluso puede verse profundizada por los rígidos cánones de belleza que impone la sociedad. Es decir, que a la dificultad para internalizar los cambios que biológicamente acontecen se le puede sumar el malestar generado por los estereotipos de belleza hegemónicos y socialmente valorados.
– La salida a la exogamia es un movimiento que representa un pasaje de lo familiar a lo extrafamiliar en el que el adolescente va teniendo paulatina y progresivamente mayor autonomía. La consecuencia de este pasaje es que el adolescente se vuelque al campo social. En este movimiento aparece por primera vez lo social como más importante que lo familiar. De allí la especial importancia de la función simbólica del concepto de “amigo”. Pero no en el sentido del establecimiento de un lazo afectivo con un otro real, es decir que el adolescente tenga o no amigos; sino como la posibilidad del establecimiento psíquico de la categoría, que funciona como bisagra entre lo familiar y lo no familiar. Para Freud esto ocurre hacia el final del Complejo de Edipo, lo que implica el desasirse o desprenderse de las figuras parentales, es decir que el adolescente pueda tomar como objeto de amor a sujetos por fuera de su ámbito familiar. El conflicto en este pasaje puede representar no sólo una dificultad para establecer relaciones sociales por fuera del ámbito familiar, sino una dificultad para que el sujeto pueda escribir su propio guion vital o proyecto de vida independientemente de lo que las figuras significativas esperan de él. Este es el momento en el que el sujeto empieza a ver el mundo desde su propia perspectiva, lo que le brinda la oportunidad para afianzar sus características personales y descubrir o desarrollar su identidad.
– La construcción de la identidad tiene lugar a partir de una necesaria reorganización de las identificaciones, en la que el sujeto deja de tener como única base lo familiar y comienza a apuntalarse en su grupo de pares. Este movimiento implica una construcción del proyecto identitario propio. Los conflictos aquí pueden surgir cuando el sujeto forma parte de grupos de pares y de pertenencia con pautas de conducta muy rígidas, en los que no se permite la heterogeneidad ni la diversidad. El conflicto presentado aquí es que para pertenecer hay que dejar de ser.
– La sexualidad también le exige al psiquismo un esfuerzo de trabajo en todas sus dimensiones: orientación sexual, identidad de género, vinculación afectiva y reproducción. Es la adolescencia la etapa en la cual los deseos y aspiraciones sexuales pueden concretarse con un otro igualmente deseante. Por lo que transitar la sexualidad de manera saludable implica el auto y hetero cuidado, el desarrollo y reconocimiento de prácticas que generen placer y las responsabilidades que son necesarias llevar a cabo para experimentar la sexualidad sin temor, vergüenza ni culpa. Los conflictos que pueden experimentarse aquí son múltiples ya que la sociedad tiende a generar tabúes alrededor de la sexualidad y a solo centrarse en la prevención de riesgos como embarazos no intencionales y la contracción de infecciones de transmisión sexual, invisibilizando todas las demás dimensiones que promueven el desarrollo de una sexualidad positiva, placentera y respetuosa.
Art. actualizado: Sept. 2022; sobre el original de marzo, 2009.
Referencias
Rodulfo, R.(1992) El adolescente y sus trabajos.Escriba un comentario
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