Definición de Jailbreak (Liberar Smartphone)
Periodista esp. e investigador
Muchos de los smartphones (teléfonos móviles “inteligentes”) que los usuarios tienen en sus manos cada día son “prisioneros” de la operadora y/o la compañía fabricante, de forma que tenemos que “liberarlos”, de forma metafórica, pero también a la práctica, para poder disfrutar de todo su potencial.
Este concepto de liberación puede tener ligeras diferencias de concepto según estemos hablando de un celular Android o de un iPhone.
Si el contexto en el que se utiliza el término “liberar” es el de Android, generalmente se referirá al acto de independizar el terminal de tener que utilizar tarjetas SIM de la operadora que nos lo suministró.
Además de proporcionar servicios de telefonía y datos (acceso a Internet), las operadoras también venden a sus clientes las herramientas con las que aprovecharán dichos servicios, es decir, los teléfonos.
En este caso, diremos que los terminales son “subvencionados” aunque, realmente, los usuarios acabamos pagando de una forma u otra su importe. Para asegurarse que cumplimos, las operadoras bloquean durante un periodo de tiempo determinado el teléfono de una forma que solo es utilizable con sus tarjetas SIM.
Pasado dicho periodo de tiempo, podemos liberarlo (lo cual significa que podremos utilizarlo con una SIM de cualquier otra operadora) con un código proporcionado por nuestra misma operadora.
En algunos países se regula legalmente el tiempo que las operadoras pueden mantener los celulares bloqueados.
También podemos forzar la liberación del terminal mediante otros procedimientos, que no garantizan el éxito y que, en algunos casos, pueden llegar a bloquear el teléfono, impidiendo su uso.
Si hablamos de cambiar el sistema operativo del terminal, normalmente tendremos que utilizar la expresión “abrir el bootloader”.
El cargador del sistema (bootloader) es, como el nombre indica, el encargado de cargar el sistema operativo (Android) del terminal. No se puede sustituir el sistema por otra distribución de Android, sin antes “abrir” este cargador, permitiendo con ello instalar un sistema diferente.
Si el teléfono lo adquirimos no financiado a través de una operadora, este no estará sujeto a tales restricciones. Entonces, decimos que es un teléfono “libre”.
En el caso de que hablemos de un iPhone, no tendremos la libertad de cambiar el sistema operativo, ya que este está blindado por Apple, y los mismos problemas para cambiar de operadora si no hemos adquirido nuestro terminal ya liberado.
Pero, además de imponer su plataforma software, Apple también impone algunas restricciones más a su teléfono, como el hecho de poder instalar aplicaciones solamente a través de la App Store, su propia tienda, mientras que, en contraposición, para la plataforma Android existen alternativas a la Google Play perfectamente utilizables sin tener que manipular el software del terminal, como es Aptoide.
El proceso de jailbreak (literalmente “romper la jaula” en inglés) consiste, a grandes rasgos, en cambiar el núcleo del sistema iOS que viene de fábrica por otro modificado que permite hacer ciertas cosas más que el original.
Esto otorga privilegios de usuario para modificar ciertos comportamientos del sistema, añadir extensiones, modificar el aspecto visual del iOS, e instalar aplicaciones no autorizadas por Apple y, por lo tanto, no disponibles en la App Store.
Esta última posibilidad es la más atractiva que ofrece el procedimiento de jailbreak para los usuarios.
El problema que presenta un iPhone al cual se le ha aplicado un jailbreak es que no se le puede actualizar el software mediante las actualizaciones oficiales de Apple.
Cada generación del iPhone y nueva versión del iOS debe tener su propio sistema de jailbreak, ya que Apple introduce mejoras de seguridad en cada nuevo terminal y versión del sistema para impedir la liberación por parte de los hackers.
El proceso de jailbreak es legal en Estados Unidos, pero rompe con la garantía de Apple.
Foto: Fotolia – Inueng
Trabajo publicado en: Nov., 2017.
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