Definición de Sociedad de Hecho

Al pensar en una sociedad lo primero que nos viene a la cabeza es el encuentro y convivencia de personas, así pues, la principal característica de una sociedad es la agrupación de dos o más individuos con el fin de conseguir un objetivo. Puesto que el ser humano necesita subsanar muchas necesidades, los objetivos pueden ser tanto sociales, económicos como políticos.

¿Por qué una sociedad «de hecho»?

Una de las distinciones más comunes en cuanto a cualquier tipo de acción, es la de: de facto-hecho y de iure, estas dos clasificaciones determinan cuándo un elemento actúa en consonancia a la ley y cuándo, por otra parte, actúa sin reconocimiento jurídico pero con igual validez. Entonces, una sociedad de hecho es aquella sociedad que de facto reune un grupo de personas con el fin de alcanzar un objetivo, y sin ningún contrato explícito que estipule las reglas en la asociación; pero que no constará en la administración como una sociedad, tal y como la anónima, colectiva…

El acuerdo entre las personas que la constituyan es consensual y sin ningún tipo de trámite jurídico-administrativo

Aunque esta condición de sociedad »de hecho» no le concierna ningún ordenamiento jurídico específico a la agrupación, sí que la administración del estado las tiene en cuenta y las regula aplicándoles algunas »reglas de juego» a esta sociedad de hecho.

Particularidades de la sociedad de hecho

Las sociedades de hecho, sin estar adscritas a ningún tipo de sociedad mercantíl, ellas mismas al fin y al cabo llegan a ser un tipo mismo, con sus consecuentes características:

– Un socio que constituya la sociedad puede elegir disolver la sociedad cuando le plazca y sin consenso.

– La representación de la empresa la puede llevar a cabo cualquier socio.

– Tienen una capacidad limitada en tanto en cuanto se les prohibe tener bienes inmuebles o muebles a su nombre.

¿Por qué elegir una sociedad de hecho?

Al constituir una sociedad de hecho se nos presentan varias dificultades como el difícil acceso a financiación externa, la prohibición de tener bienes a su nombre, pero sin embargo, muchas otra ventajas favorecen la creación de estas empresas.

Entre ellas la más importante y la que suele decantar la balanza es la fácil inscripción, que en un mundo totalmente burocratizado, disminuye los gastos administrativos exponencialmente y propicia la creación de estas sociedades sin necesidad de tener un gran capital. Y por último, dada la falta de sustento jurídico-administrativo, esta sociedad tiene más libertad con respecto a los horarios, regulación o control estatal.

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