Definición de Vorágine

El sustantivo femenino vorágine proviene del latín vorago y significa remolino. A partir de este significado primigenio, esta palabra presenta tres acepciones.

Vorágine en el medio acuático

En el mar, en un río o en un lago se producen de vez cuando intensos remolinos que pueden ocasionar naufragios de embarcaciones o que una persona se acabe ahogando. Así, en la oración » una vorágine en la costa provocó el hundimiento de la pequeña embarcación » se hace referencia a este fenómeno natural.

La palabra vorágine es, por lo tanto, sinónimo de remolino. En este sentido hay que especificar que no todos los remolinos son iguales. Algunos de ellos son muy particulares, tal y como sucede con el Maelstrom, un remolino gigante que actúa como una corriente trituradora.

Pasiones intensas y contradictorias

El sentimiento de pasión puede presentarse de manera intensa y a la vez desordenada. Esto es lo que ocurre en el terreno amoroso. El enamorado siente en ocasiones amor y odio al mismo tiempo y esta contradicción es valorada como una vorágine de sentimientos.

El concepto de vorágine es igualmente aplicable en situaciones relacionadas con la traición, el desengaño o la desesperación. Al igual que sucede con los remolinos en el medio acuático, tenemos sentimientos con un cierto parecido, pues somos absorbidos por una fuerza que no podemos controlar.

Situaciones confusas

En aquellas ocasiones en las que impera la confusión, el tumulto de gente y un claro desorden social se utiliza el término vorágine. En este sentido se habla de una vorágine de acontecimientos, con lo cual se alude a una situación caótica y llena de dificultades.

El lenguaje de la naturaleza proyectado a las situaciones humanas

Para referirnos a un suceso de la naturaleza empleamos la palabra vorágine y su significado es proyectado a situaciones humanas donde impera la confusión y el caos (la confusión puede ser en el propio espíritu del individuo o tratarse de una situación que ocurre en plena calle).

La palabra vorágine nos permite recordar que este tipo de paralelismos entre el lenguaje de la naturaleza y la realidad humana es bastante frecuente en el lenguaje cotidiano.

Así, cuando vivimos relaciones sentimentales intensas las llamamos «relaciones tormentosas», cuando en un lugar hay un mal ambiente entre las personas se dice que se puede «cortar el aire» y cuando alguien recupera el optimismo decimos que de nuevo «sale el sol» en su corazón.

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