Definición de Buena Fe
Se dice que alguien actúa de buena fe cuando su propósito es hacer el bien y, de manera inversa, cuando alguien tiene la intención de hacer el mal se dice que actúa de mala fe.
El concepto que nos ocupa presenta dos dimensiones íntimamente relacionadas, una moral y otra jurídica. Desde el punto de vista de la moralidad, la buena fe es un criterio para juzgar el comportamiento de alguien y desde la perspectiva legal es un principio fundamental del derecho.
En el ámbito del derecho
El conjunto del ordenamiento jurídico y las leyes en general intenta vetar las conductas deshonestas, como no engañar o no defraudar. Esto implica que el derecho debe partir de un principio general: que las personas actúan con buena voluntad. En otros términos, se presupone que los demás se comportan con buena intención. Esta idea es conocida como el principio de buena fe y está directamente relacionada con la moral.
Existen dos maneras de entender la buena fe, una objetiva y otra subjetiva. Según la primera, las personas tienen el deber de actuar con honradez y se trata de un deber objetivo orientado a proteger las relaciones humanas. La buena fe subjetiva se basa en la creencia individual y en el convencimiento de que los demás actúan con una buena intención.
En consecuencia, un acto puede ser contrario a la ley de manera objetiva, pero quien lo protagoniza puede haber actuado de buena fe debido a su desconocimiento de la ley. Esta circunstancia es importante, ya que la buena fe se puede convertir en un atenuante.
El principio de buena fe está implícito en un contrato de trabajo
Si entre dos persona hay una relación laboral, ésta se plasma en un contrato de trabajo con una serie de cláusulas sobre condiciones salariales, horarios, duración del contrato, etc. A pesar de todas las cláusulas que pueda haber, no es posible especificar todas las circunstancias posibles de una relación laboral y, en consecuencia, es necesario partir del principio de buena fe entre las partes. De esta manera, si en un contrato se dijera que está prohibido llevar perros al trabajo y alguien decidiera llevar un gato, estaría actuando contra el principio de buena y, por lo tanto, de mala fe.
En la vida cotidiana
Podríamos decir que hay una ley no escrita en las relaciones humanas: que la conducta de los individuos está basada en la buena fe. En otras palabras, mientras no se demuestre lo contrario los demás no pretenden engañar, robar o manipular sino que, en principio, dicen la verdad.
Así, si pensáramos que los otros actúan de mala fe, la convivencia resultaría muy difícil o casi imposible.
Fotos: Fotolia – zzve / artisticco
Trabajo publicado en: Nov., 2016.
Escriba un comentario
Contribuya con su comentario para sumar valor, corregir o debatir el tema.Privacidad: a) sus datos no se compartirán con nadie; b) su email no será publicado; c) para evitar malos usos, todos los mensajes son moderados.