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Licenciada en Derecho
Definición formal
La burocracia es una serie de capas protocolares pensadas para agrupar tareas o problemas reportados por individuos, exponiendo nexos en común, en paralelo con la organización y disponibilidad de los recursos humanos que constituyen la institución, ya sea de carácter público o privado, de tal manera de optimizar los tiempos y procederes.
En numerosos escenarios esta palabra se transforma en una utopía, representando un modelo cuyo objetivo radica en dificultar la resolución de los casos presentados, forzando a que el interesado dedique tiempos exagerados y que incluso tenga que repetir los procedimientos en pos de su desistencia, tal es el típico caso de llamar a una empresa de telefonía para cancelar un servicio, implicando horas de frustración y desgaste.
Por su parte, en el ámbito de la justicia, es común la crítica a las demoras manifiestas en el debido proceso, desde el inicio a la sentencia final de un caso, que puede llevar décadas, más allá de los instrumentos que puedan convocarse.
La opinión de Max Weber
El filósofo alemán Max Weber (1864-1920). en su libro Economía y Sociedad (1921), indica que la burocracia supera el modelo gubernamental querido y centrado en una figura (rey, caudillo, etc.). Suplanta este carisma por un “sistema impersonal” donde el contrato social no es otro que acatar los procedimientos y normas.
Hay que indicar que Weber parecía tener una visión positiva de lo burocrático. En su opinión, impedía la imposición de personalismos. Además, la señala como la mejor manera de aplicar la división del trabajo. En ese sentido, Weber intuye algo: este sistema depende mucho de los funcionarios. Estas personas son las que mueven el sistema, ya que la burocracia se afianza en las acciones de estas personas.
10 Características de la burocracia
Es un área donde articula un entramado complejo de relaciones, atribuyendo roles específicos para responder de la manera más idónea, se observa que la burocracia se esmera tanto en sus procedimientos, que suele darle más importancia al acatamiento de los mismos que al logro de los objetivos. En este contexto, se distingue:
1. Grupal: no existe burocracia de una sola persona. Tampoco es la imposición de alguien sobre un grupo. Es un mecanismo de funcionamiento que desencadena un entramado de relaciones.
2. Normas: reglas estrictas en cada acción. Todo está normalizado y puesto por escrito. La burocracia no es consensual, sino legal.
3. Jerarquías: hay una pirámide jerárquica. En una empresa se nota en la existencia de: gerentes, subgerentes, jefes de departamento, supervisores, etc.
4. Formalismo comunicativo: cada comunicación entre el personal y sus superiores, así como entre quienes están a un mismo nivel, es muy seria.
5. División del trabajo: cada persona realiza una función específica.
6. Procedimientos: cada acción personal, o grupal, conlleva un procedimiento normado.
7. Meritocracia: solo se asciende en la pirámide de jerarquía por méritos propios. No es válido hablar de relaciones de amistad, familiares, etc.
8. Gerencia: cada área de trabajo es supervisada. Existen departamentos de: recursos humanos, administración, transporte, etc.
9. Profesionalización: cada persona que ocupa un cargo tiene una profesión solo para ese cargo. Típica consecuencia de la división y especialización del trabajo.
10. Previsión: la burocracia no permite improvisaciones. Todo está planificado y previsto en extremo.
¿Cuándo la burocracia se convierte en un problema?
Casi todos los Estados modernos han desarrollado una burocracia para su funcionamiento. Sin embargo, este sistema ha recibido varias críticas. Básicamente, se le tildan dos problemas:
1. Estructural: el exagerado apego a la estructura de normas protege a los funcionarios y no al resto de las personas. Asimismo, este excesivo apego convierte a las burocracias en sistemas conservadores que no se animan a tomar riesgos ni evolucionar.
2. Contextual: los Estados burocráticos tienen una paradoja. Han asumido la idea del “Estado del Bienestar”, por lo que buscan mejorar las condiciones de vida de la población con intervenciones directas. Esto implica ruptura de los esquemas y normas, así como el hecho de que los funcionarios ya no son los únicos que reciben los beneficios del sistema, sino también la población general.
Al mismo tiempo, muchos Estados padecen de exceso de burocracia. Por ejemplo: para obtener un documento, pagar un impuesto, o bien para cualquier trámite, es necesario pasar por docenas de etapas y supervisión de funcionarios. Se considera que la burocracia entorpece actividades y es un potencial embrollo de corrupción.
¿Ejemplos? Hay muchos, pero citemos el caso de Egipto. En ese país existe el edificio que alberga al Ministerio del Interior: un monstruo de concreto con 18.000 empleados semidormidos. Hay personas que tardan meses, y hasta años, en sus laberínticos pasillos resolviendo un simple trámite administrativo.
¿Cosas típicas? Pues, necesitar las firmas de infinidad de funcionarios para cualquier cosa nimia. Que se pidan documentos en sitios y oficinas distintas, teniendo que buscar cada requisito en agotadoras jornadas. Las burocracias se prestan a enredos: un funcionario dice una cosa, luego otro piensa distinto.
Aparte, se cumplen horarios estrictos (imperativo de las reglas). Sobran los casos de personas que logran milagrosamente conseguir todos los trámites y cuando van a terminar la diligencia… se encuentran con la taquilla cerrada, teniendo que volver a empezar de nuevo todo el procedimiento al día siguiente.
¿Corruptela? Por supuesto que sucede. Nunca falta alguien que facilite agilizar algún trámite a cambio de un favor o dinero. Eso es algo que pasa en muchas instituciones tanto del primer como del tercer mundo.
Adhocracia: estructura sin jerarquías
Como esquema contrario a la “burocracia” se ha propuesto la adhocracia, comprendiendo una modalidad organizacional cuyo rasgo medular es la ausencia de un entramado jerárquico. El término está asociado a la expresión latina “Ad hoc”, que puede traducirse como: “para esto”, “apropiado para un fin”. En otras palabras, se trata de un modo de actuar donde no se diseña un proceso, sino que se busca lograr un fin u objetivo. En tal sentido, entiende que toda organización es provisional ya que se elabora para un objetivo singular.
La adhocracia también apuesta por la creatividad y la improvisación, sostiene que las normas estrictas frenan procesos. Por eso, se permite cierta libertad y hasta un margen de anarquía.
¿Dónde se aplica? Pues, es frecuente apreciar esta práctica en equipos multidisciplinarios, los cuales imponen sus propias normas según las circunstancias. Más que reglas, se buscan acuerdos y siempre se busca lograr objetivos. Como es de suponerse, exige mayor comunicación y esta información carece de formalismo ya que se procura una comunicación rápida e instantánea.
¿Funciona? Se ha implementado con buenos resultados, aunque unos de sus problemas es la proyección a futuro: a partir de que se logra el objetivo planteado, el sistema concluye y se desvanece.
Trabajo publicado en: Sep., 2020.
Ilustraciones: sabelskaya