Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano - Definición, Concepto y Qué es
Los sistemas democráticos actuales se fundamentan en algunos principios generales, tales como la igualdad ante la ley, la separación de poderes, la libertad de expresión o la soberanía popular. Todo ello tiene como uno de sus precedentes históricos un texto fundamental y clave en la historia del mundo occidental en los últimos siglos: la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789.
Contexto histórico
La redacción de este documento no se puede entender fuera del paradigma de la Revolución Francesa. Este episodio histórico supuso, en pocas palabras, el fin de la monarquía absoluta en Francia y de los privilegios de los estamentos superiores.
En 1789 el pueblo francés se rebeló contra la monarquía establecida y tras un proceso revolucionario puso en marcha un régimen parlamentario y constitucionalista que representaba la voluntad general.
Desde un punto de vista filosófico la Declaración se inspiró en los ideales del Siglo de las Luces. En este clima intelectual se plantearon nuevas ideas: la crítica al derecho divino, el laicismo, la autonomía de la razón y los derechos naturales.
Un breve análisis sobre el contenido de la DDHC
Se plasmaron conceptos esenciales que cualquier sociedad democrática actual asume: los derechos inalienables o los derechos naturales. Se introdujeron principios que actualmente aceptamos con toda normalidad, pero que en su día fueron novedosos y revolucionarios: que los hombres nacen libres e iguales y que la libertad de expresión es un eje fundamental en cualquier sociedad democrática.
Estos valores se plasmaron concretamente en la abolición de la esclavitud, en la libertad de prensa, en la erradicación de cualquier privilegio social o económico y en el laicismo.
En la misma declaración se puso de relieve que las leyes deben ser la expresión de la voluntad general. Por otra parte, se plasmó igualmente otro valor esencial, el imperio de la ley. Esto implica que el respeto a la ley es el único criterio para organizar la vida en sociedad.
Al principio del documento se aclara explícitamente que el no respeto de los derechos redactados es el fruto de toda desgracia pública y corrupción de los gobiernos. Aquí se manifiesta la intención de ser un texto de referencia para la constitución de cualquier gobierno.
De súbditos a ciudadanos
La Revolución Francesa representó el fin del Antiguo Régimen y, en consecuencia, la erradicación de los privilegios de algunas clases sociales. En el modelo del antiguo régimen la sociedad estaba dividida en tres estamentos: el clero, la nobleza y el pueblo llano.
Con la llegada de la Revolución Francesa se superaron estas distinciones y se impuso el criterio de ciudadanía. En síntesis, se impuso la igualdad de derechos en toda la sociedad sin ningún tipo de distinción o privilegio.
Fotos: Fotolia – Erica Guilane-Nachez / Keryann
Trabajo publicado en: Oct., 2018.
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