Significado de nacionalismo Definición, características y ejemplos
Definición formal
El nacionalismo es una postura ideológica individual y/o colectiva expresada en las prioridades de gobernabilidad, resultado del debate de los habitantes y sus representantes.
Implica un énfasis en el reconocimiento y exposición de las tradiciones y espacios culturales propios, y la protección de aquello que pertenece dentro de los límites territoriales, valorizando la productividad, dedicación y formación académica. Etimológicamente, se distingue como neologismo que combina elementos del latín: natio, en alusión al origen, e -ismo, para plantear una corriente de pensamiento.
Características acentuadas
Los nacionalismos han sido frecuentes en la historia. Un caso emblemático del siglo XX es el nazismo, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial. Lo cierto es que los nacionalismos tienen rasgos en común, entre los que podemos aludir:
1. Notable preferencia legal y protección a los cimientos sobre los cuales se esgrime la nación.
2. Un patriotismo exagerado. Incluso, llega a ser norma legal alabar a la nación y sus líderes.
3. Los problemas sociales, económicos, colectivos y de toda índole, son entendidos como problemas de la patria.
4. Rechazo a todo lo extranjero.
5. Todas las leyes se hacen pensando en la nación. El ordenamiento jurídico se hace con la finalidad de defender a la nación, más que a individuos.
Desde el punto de vista jurídico, es evidente que en este escenario se crean sesgos legales. Muchas veces, no hay objetividad en las leyes porque importa más la grandeza nacional que la justicia entendida como un fin en sí mismo.
Los valores de la persona nacionalista
Los nacionalismos se han tildado como algo negativo en numerosas ocasiones, pero en realidad son una moneda de dos caras. Se puede decir que son necesarios: dan un sentido de pertenencia. Asimismo, conllevan una actitud de compromiso por parte de los ciudadanos para con la nación. De hecho, en un marco jurídico nacionalista la idea de Estado se suele mezclar con la de Nación.
Por otra parte, los nacionalismos suelen convertir formulas “abstractas” en realidades de una nación. Tal es el caso de sistemas de gobierno, de teorías económicas o de leyes. Permiten, igualmente, una visión crítica de postulados internacionales.
Desde el punto de vista legal, el nacionalismo genera compromiso con las normas de la nación. Estas dejan de ser simples normas para ser algo que debe acatarse por un bien superior: la ley tiene una razón de ser. No es un zonzo conjunto de reglas, sino que su cumplimiento deriva en una causa mayor que el amor a la nación.
Ejemplos destacados
Ciertos países son de cultura bastante nacionalista. Lo interesante es que se han dado a conocer precisamente por jugar con ese factor de su idiosincrasia. Veamos algunos casos a continuación:
– México: esta nación practica un nacionalismo cultural, que en buena medida se gesta con la Revolución Mexicana (inicios del siglo XX) y con el reconocimiento de los valores indígenas. Hay que decir que huye del culto a la personalidad.
– Alemania: este país per se es nacionalista. En su idioma original esta nación se llama Deutschland (Deutsch = gentilicio de Alemania, land = tierra), que se puede traducir como “la tierra de los alemanes”. Suele criticarse a partir de la referencia del nazismo de la Segunda Guerra Mundial, no obstante, ha tenido muchos cambios. Desde la caída del Muro de Berlín y la reunificación alemana, surge una manera novedosa de entender lo nacional que parece tener éxito en este siglo XXI.
– Japón: en el siglo XIX, los japoneses son colonizados por los ingleses. Es así como Japón decide copiar a su colonizador y convertirse en un imperio de ultramar… y para ser un imperio hay que ser nacionalista. Era cuestión de expandirse y dejar en claro a los nuevos territorios que ahora forman parte de algo llamado Japón. Es así como Japón copia los modelos de nacionalismo occidental. Pero mantiene su cultura, mantiene la idea de lealtad al emperador y un profundo respeto a lo autóctono.
Los estudiosos del Derecho no deben obviar la cuestión nacionalista. En este caso, la idea política de lo colectivo no tiene tanto que ver con una sociedad, sino con una nación entera. Y esta nación entera se convierte en una suerte de ideal que las leyes buscan preservar.
¿Cómo se manifiesta el nacionalismo en la ley?
La influencia es bastante antigua. Por ejemplo, la Biblia refleja leyes destinadas a proteger o enaltecer al “pueblo de Dios” (entendido como los judíos). Pero es cuando surge la noción abstracta de “Estado” que se empieza a discutir si los nacionalismos son positivos para las leyes.
En otras épocas pretéritas, es obvio que las leyes eran nacionalistas. Por ejemplo, las leyes del Imperio Romano favorecían a los romanos, así de simple, y dejaban muy en claro que había ciudadanos que eran “romanos” y personas que “no eran romanas”.
Otro dato importante es que antiguamente una nación estaba fácilmente vinculada con una raza. Esto ha cambiado en la actualidad. Verbigracia, un país como EEUU no puede tener como criterio una raza para definir su ciudadanía.
La ley, en primera instancia, aparece en un marco legal perteneciente a un país. Se expresa en una Constitución y pertenece a la nación que acepta el pacto de acatar esas leyes. Al no existir leyes internacionales (a nivel global se habla de pactos o acuerdos, no de leyes), entonces toda ley tiene una connotación nacional, y en sus primeros artículos es donde suele establecer los más importantes principios patriotas y soberanos.
Se expresa en la ley al dejar en claro su ámbito de acción, que es el territorio de la nación. Además, tienen una premisa clara: no pueden ir en contra de la nación ni del Estado. Toda ley que favorece intereses contrarios a lo nacional es invalidada. Esto último es la prueba más clara de la influencia de lo nacional en las leyes.
Trabajo publicado en: Sep., 2020.
Ilustraciones: Alejomiranda, Matyas Rehak